20070120

Un día cualquiera en el palacio imperial

"Señor, señor, el Consejo está a punto de comenzar y se requiere su presencia en la Sala Oblonga."

El Emperador torció un gesto de disgusto y bloqueó de nuevo los mensajes entrantes de su comunicador. Su secretario personal sabía que cuando se encerraba en la biblioteca a disfrutar de unos breves momentos de relajamiento no deseaba ser molestado. Pero se le había ido el tiempo en el repaso de los clásicos y había olvidado la reunión con el Consejo. Le daría a ese jovenzuelo entrometido su merecido cuando tuviera tiempo y ganas de pensar en un castigo adecuado. Si le permitía tomarse tales confianzas, ansiaría el puesto de Emperador, al igual que había hecho él hacía algunos años...

Cuando el Emperador entró en la Sala, todo el Consejo en pleno se levantó de sus asientos para recibir a su soberano y se sentaron al mismo tiempo que él. El holograma de la galaxia titiló hasta hacerse completamente visible en el centro de la mesa.



"Bien, caballeros, señoras, nuestro plan va por el camino correcto. Los contactos con las otras razas superiores comenzarán a dar sus frutos en breve y pronto abogarán por unirse bajo nuestro lema de unidad y concordia interplanetaria. Pero, díganme, ¿ha descubierto Tiberio algún otro sistema donde enviar a algún disidente que necesite ver de nuevo las bondades del nuevo orden?"

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