Cuaderno de Bitácora de G'raakh Pioh, Capitán del Gander 1
Fecha estelar: 174638.65
En los últimos días mi tripulación se encuentra algo excitada, como polluelos recién salidos del cascarón. No se lo reprocho. Lo que prometía ser un aburrido y convencional viaje de exploración y delimitación de fronteras se ha convertido en una interesante aventura. Hasta ahora no he tenido tiempo de poner en orden los acontecimientos.
El portal
Nuestro oficial científico advirtió el extraño patrón detectado por nuestros escáneres pasivos hace dos jornadas. Podía ser una señal lejana procedente de una astronave alienígena. Desde luego no era de los nuestros. Tras cruzarlo con las bases de datos llegamos a la conclusión de que ningún motor fabricado por ninguna civilización conocida presentaba semejante perfil energético. O habíamos encontrado señales de una nueva civilización alienígena o era algo completamente distinto.
El primer oficial sugirió seguir con el plan preestablecido y simplemente informar de ello. La señal era sumamente debil; la perdíamos y recuperábamos constantemente. Cuando desparecía de los monitores no sabíamos si volvería a aparecer. El descubrimiento decisivo fue cuando descubrimos la cercanía del origen de la señal. Tras media jornada a velocidad de crucero, la señal se había desplazado sobre el fondo de estrellas. Una medida paraláctica nos indicaba que, a pesar de su debilidad, se encontraba muy cerca. Era necesario investigarlo. Así pues, y a pesar de la escasez de neutronio, ordené al oficial de derrota que calculara la trayectoria de mayor eficiencia distancia-consumo.
En unas horas llegamos a la posición aproximada del objeto misterioso. No se trataba de una nave. La teoría de la botella con mensaje arrojada al vacío interestelar se desvaneció. Ante nosotros había algo mucho más apasionante: lo que parecía ser un desgarro en el mismo tejido espacio-temporal, una singularidad desnuda ante nuestros ojos.
Activamos los escáneres a su máxima potencia y continuamos acercándonos. Intentamos recabar toda la información posible... hasta que fue demasiado tarde. La vibración estructural nos lo advirtó demasiado tarde. Ni siquiera invirtiendo los motores a máxima potencia conseguimos dejar de acercarnos. El timón parecía rígido. El espacio se deformaba haciendo vanos nuestros intentos de cambiar de rumbo... hasta que fuimos engullidos.
La experiencia fue... interesante. Todo parecía distorsionado. El tiempo se invirtió y volvió a corregirse varias veces en unos minutos. Yo miraba al primer oficial y a ratos parecía un polluelo, a ratos un anciano. No sé cuánto duró la experiencia pero finalizó tan abruptamente como comenzó.
¡Contacto!
El oficial de derrota estaba desconcertado. Es un aczan muy profesional y nunca le había visto así. Al parecer, ignorábamos nuestra posición. Ninguno de los trillones de mapas cartográficos en nuestras bases de datos se correspondían con las estrellas que veíamos alrededor nuestro. Nos planteamos incluso si seguíamos en la galaxia Épsilon o, más aterrador aún, si seguíamos en el mismo tiempo.
Los escáneres estaban bloqueados. Literalmente, estabamos ciegos. Hubo que resetear todos los sistemas. Afortunadamente todos los sistemas de supervivencia, motores, armamento y bahías de atraque no habían sufrido daños. La integridad estructural del casco se mantenía.
Tras largos debates llegamos a la conclusión de que seguíamos en la galaxia Épsilon, pero al otro lado del bulbo central. De alguna manera habíamos atravesado miles de parsecs en unos instantes.
Poco a poco recuperamos los sensores y comunicaciones para descubrir dos cosas:
Sin dudarlo, pusimos rumbo hacia ese sistema. Tampoco teníamos otra opción. No conseguíamos ver el portal por donde habíamos salido. Debía encontrarse muy cercano, pero su débil señal quedaba enmascarada por el ruido, mucho más intenso, de lo que parecía ser una flota de naves moviéndose a toda máquina.
En unas horas alcanzamos el sistema. Hasta cuatro razas parecían haberse encontrado allí. Del quinto planeta rocoso del sistema detectábamos señales de hasta tres bases diferentes. Fuera lo que fuese lo que estaba ocurriendo allí, no era ni mucho menos amistoso.
He ordenado zafarrancho de combate. Los pilotos de caza están en sus puestos. En breve descubriremos lo que está pasando. Los sensores han detectado campos de minas desplegados en las inmediaciones del planeta. Algo grave esta pasando. Algo que puede afectar a la galaxia entera, y no podemos mantenernos al margen. Ignoramos las causas de este conflicto, pero nunca se podrá decir que los aczanny no han entrado en un campo de batalla con las plumas erguidas. Ocurra lo que ocurra, seremos victoriosos.
El portal
Nuestro oficial científico advirtió el extraño patrón detectado por nuestros escáneres pasivos hace dos jornadas. Podía ser una señal lejana procedente de una astronave alienígena. Desde luego no era de los nuestros. Tras cruzarlo con las bases de datos llegamos a la conclusión de que ningún motor fabricado por ninguna civilización conocida presentaba semejante perfil energético. O habíamos encontrado señales de una nueva civilización alienígena o era algo completamente distinto.
El primer oficial sugirió seguir con el plan preestablecido y simplemente informar de ello. La señal era sumamente debil; la perdíamos y recuperábamos constantemente. Cuando desparecía de los monitores no sabíamos si volvería a aparecer. El descubrimiento decisivo fue cuando descubrimos la cercanía del origen de la señal. Tras media jornada a velocidad de crucero, la señal se había desplazado sobre el fondo de estrellas. Una medida paraláctica nos indicaba que, a pesar de su debilidad, se encontraba muy cerca. Era necesario investigarlo. Así pues, y a pesar de la escasez de neutronio, ordené al oficial de derrota que calculara la trayectoria de mayor eficiencia distancia-consumo.
En unas horas llegamos a la posición aproximada del objeto misterioso. No se trataba de una nave. La teoría de la botella con mensaje arrojada al vacío interestelar se desvaneció. Ante nosotros había algo mucho más apasionante: lo que parecía ser un desgarro en el mismo tejido espacio-temporal, una singularidad desnuda ante nuestros ojos.
Activamos los escáneres a su máxima potencia y continuamos acercándonos. Intentamos recabar toda la información posible... hasta que fue demasiado tarde. La vibración estructural nos lo advirtó demasiado tarde. Ni siquiera invirtiendo los motores a máxima potencia conseguimos dejar de acercarnos. El timón parecía rígido. El espacio se deformaba haciendo vanos nuestros intentos de cambiar de rumbo... hasta que fuimos engullidos.
La experiencia fue... interesante. Todo parecía distorsionado. El tiempo se invirtió y volvió a corregirse varias veces en unos minutos. Yo miraba al primer oficial y a ratos parecía un polluelo, a ratos un anciano. No sé cuánto duró la experiencia pero finalizó tan abruptamente como comenzó.
¡Contacto!
El oficial de derrota estaba desconcertado. Es un aczan muy profesional y nunca le había visto así. Al parecer, ignorábamos nuestra posición. Ninguno de los trillones de mapas cartográficos en nuestras bases de datos se correspondían con las estrellas que veíamos alrededor nuestro. Nos planteamos incluso si seguíamos en la galaxia Épsilon o, más aterrador aún, si seguíamos en el mismo tiempo.
Los escáneres estaban bloqueados. Literalmente, estabamos ciegos. Hubo que resetear todos los sistemas. Afortunadamente todos los sistemas de supervivencia, motores, armamento y bahías de atraque no habían sufrido daños. La integridad estructural del casco se mantenía.
Tras largos debates llegamos a la conclusión de que seguíamos en la galaxia Épsilon, pero al otro lado del bulbo central. De alguna manera habíamos atravesado miles de parsecs en unos instantes.
Poco a poco recuperamos los sensores y comunicaciones para descubrir dos cosas:
- Las comunicaciones con el Alto Estado Mayor eran imposibles. Nuestras hiperemisiones no podían atravesar el centro galáctico y aquí no teníamos repetidores.
- No estábamos solos.
Sin dudarlo, pusimos rumbo hacia ese sistema. Tampoco teníamos otra opción. No conseguíamos ver el portal por donde habíamos salido. Debía encontrarse muy cercano, pero su débil señal quedaba enmascarada por el ruido, mucho más intenso, de lo que parecía ser una flota de naves moviéndose a toda máquina.
En unas horas alcanzamos el sistema. Hasta cuatro razas parecían haberse encontrado allí. Del quinto planeta rocoso del sistema detectábamos señales de hasta tres bases diferentes. Fuera lo que fuese lo que estaba ocurriendo allí, no era ni mucho menos amistoso.
He ordenado zafarrancho de combate. Los pilotos de caza están en sus puestos. En breve descubriremos lo que está pasando. Los sensores han detectado campos de minas desplegados en las inmediaciones del planeta. Algo grave esta pasando. Algo que puede afectar a la galaxia entera, y no podemos mantenernos al margen. Ignoramos las causas de este conflicto, pero nunca se podrá decir que los aczanny no han entrado en un campo de batalla con las plumas erguidas. Ocurra lo que ocurra, seremos victoriosos.
1 comentario:
Capitán G'raakh Pioh:
Nuestros escáneres demuestran que vuestra forma de vida está basada en el ADN y que vuestro fenotipo es similar al de una especie muy apreciada por nosotros, el Pato a la Cantonesa.
Ofrecemos nuestra ayuda a vuestra nave perdida. Honor, Gloria, Etc.
Kahless
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