Yo, Kahless, hijo de Gowron, hijo de Mogh, General Supremo de la Flota Klingon, asumo el puesto de Alto Canciller el Consejo del Imperio.
El traidor Kor y sus seguidores han sido derrotados y ajusticiados. Recordemos al antiguo Canciller quien, aunque se comportó como un cobarde en política exterior, al menos murió como un guerrero, espada en mano, derramando su sangre en combate contra un guerrero superior: yo.
Declaro el final de Estado de Sitio y del toque de queda en todas las ciudades del Imperio. Me comprometo a restaurar las antiguas tradiciones de nuestro pueblo, a vigilar las fronteras de nuestro Imperio y a hacer todo lo posible por que nuestros antepasados se sientan orgullosos de nosotros.
A los representantes de las razas alienígenas y embajadores presentes en Qo'noS les digo: tranquilizad a vuestros gobiernos. El Consejo mantendrá las relaciones comerciales y los tratados establecidos por mi predecesor. Las únicas excepciones serán las formas de vida no basadas en el carbono. Nuestros líderes religiosos y espirituales son claros al respecto, nuestras Sagradas Escrituras no dejan lugar a dudas: las inteligencias artificiales, las criaturas de silicio, los entes extradimensionales y los seres plasmáticos son un peligro para todas las formas de vida de carbono.
A partir de este momento el Imperio declara formalmente la guerra a los llamados Solorian, a los Cristalinos y a cualquiera que les preste ayuda. Ofrecemos una guerra total, sin cuartel, hasta que nosotros o ellos hayan sido totalmente erradicados de la Galaxia.
¡La guerra será épica! ¡Que los cielos canten la gloria de nuestras batallas!
El traidor Kor y sus seguidores han sido derrotados y ajusticiados. Recordemos al antiguo Canciller quien, aunque se comportó como un cobarde en política exterior, al menos murió como un guerrero, espada en mano, derramando su sangre en combate contra un guerrero superior: yo.
Declaro el final de Estado de Sitio y del toque de queda en todas las ciudades del Imperio. Me comprometo a restaurar las antiguas tradiciones de nuestro pueblo, a vigilar las fronteras de nuestro Imperio y a hacer todo lo posible por que nuestros antepasados se sientan orgullosos de nosotros.
A los representantes de las razas alienígenas y embajadores presentes en Qo'noS les digo: tranquilizad a vuestros gobiernos. El Consejo mantendrá las relaciones comerciales y los tratados establecidos por mi predecesor. Las únicas excepciones serán las formas de vida no basadas en el carbono. Nuestros líderes religiosos y espirituales son claros al respecto, nuestras Sagradas Escrituras no dejan lugar a dudas: las inteligencias artificiales, las criaturas de silicio, los entes extradimensionales y los seres plasmáticos son un peligro para todas las formas de vida de carbono.
A partir de este momento el Imperio declara formalmente la guerra a los llamados Solorian, a los Cristalinos y a cualquiera que les preste ayuda. Ofrecemos una guerra total, sin cuartel, hasta que nosotros o ellos hayan sido totalmente erradicados de la Galaxia.
¡La guerra será épica! ¡Que los cielos canten la gloria de nuestras batallas!
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